Nos abrimos como el aire
y el mundo fluye en nosotros como el viento,
el mundo forma parte de nosotros
como el viento forma parte del aire.
No tenemos fronteras,
somos todo lo que experimentamos, sabemos, sentimos...
y ello entra en interacción con todo
haciéndonos pertenecer a la tierra entera,
no intentamos determinar nuestra forma
pero la podemos dejar moldearse a través del ritmo particular
de la conciencia tribal que crea nuestra percepción,
que nos crea a nosotros mismos.
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