La inmortalidad funesta abrió hoy
de par en par las ventanas
almacenando veranos en todas las casas,
dejando salir los restos de nieve
que se fundían bajo inmensos depósitos
y que el viento elevó en volantines
haciendo bailar las guirnaldas entre los árboles
que giraron a gran velocidad
que giraron a gran velocidad
transformando todo en un solo color.
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