martes, 1 de julio de 2008

Inteligencias múltiples HOY La Inteligencia Paranoica


Es sobre una amiga. Esta historia, claro. Aunque tengo otras, por supuesto. Todos las tenemos en realidad: tú, yo, nuestros conocidos y familiares (¿acaso podríamos tener los mismos amigos? Mejor me cuido de no poner nombres). Pero esta historia no pasó en verdad. No, nooo (o quizás). O que yo no tenga un amigo. No, eso tampoco: ¡cómo puede alguien pensar que no tengo un amigo y una amiga también! Los tengo, amigos, amigas que quizás son conocidos de quienes lean esto y de ahí saquen que yo soy la amiga de esta amiga, así que mejor no digo nombres ni doy características. Nunca se sabe. Pero decía que no es creíble... La historia. No yo (yo soy creíble, ¿o no? Mejor no me respondan, pero quién podría responder si no saben quién soy, y mejor me cuido para que siga así). Lo que es poco creíble es, en todo caso, que yo inicie este relato diciendo que es la historia de una amiga. Alguien quizás piense que por eso la hago tan larga. O que no es una amiga sino más bien un amigo.Pero ahora si voy a la historia. Lo anterior son aclaraciones para proteger identidades. La mía. Y la de mi amiga. De quien quiero hace rato decir que dudarán que tiene una historia que yo esté contando. No porque no la tenga. Ni como ya dije porque no exista ella o él, pese a que no diga su nombre. Sino porque es dudoso que alguien empiece una historia diciendo que le sucedió a un amigo suyo.

Todo empezó como jugando... nunca pensé en quererte tanto... y hoy que lejos te siento... hasta parece un sueño... el haberte querido con tal devoción... Todo empezó como jugando... Y ciertamente empezó como jugando.

Nunca pensó (si es que ya me creen que se trata de una amiga cuyo nombre no puedo revelar) que terminaría volviéndose una gris figura en la sombra, una experta en detalles, un receptor de informes municipales. En un ...mejor no digo eso. Aunque uno sin poder político. Ni económico. Ni con oficina propia. Más bien con dormitorio y PC propia. Eso sí.

Y hoy que tanto te odio... te maldigo mil veces... Y quisiera morirme y volver a vivir...

No es que ella odie a nadie, pero en ese momento en los parlantes de aquel lugar (no diré cuál por seguridad) era la parte de aquella canción de bar que se oía. Bueno. Era un boliche. Pero no diré cuál. Eso no. Lo que sí diré es lo que me dijo:
–Sabes, esta maldita manía de la gente de averiguarlo todo, de ser un maldito pulpo con redes en todos lados... ¡Shübertumadre!, de ser un imbécil que se mete en lo que no le importa porque sí le importa...y eso, pues, tú entiendes, por la Shumann, me han cagao la vida: ya no puedo estar tranquila, no puedo hablar tranquila, nada, nada, menos darle un beso a alguien –obviamente yo no me llamo Violeta.

Pero sí fue eso lo que me dijo ya por su tercer vaso de whisky.Pero yo pensaba que era interesante esto de enterarse de los detalles turbios, no sé, es como ser media detective, o más bien espía. Además, es como que te da poder eso de saber, te permite actuar mejor, no sé, da ideas literarias. Yo iba por el segundo vaso también.¡Já!, interesante, cómo no.

Lo es. Mucho, mucho. Hasta divertido. Pero dime, ¡dime tú que sabes de la vida qué pasa cuando te lanzas a averiguar todo, quieres saber todo y te enteras, por ejemplo, de una infedelidad! ¿Has escuchado esa canción “Infidelidad en la era informática”?

–en realidad no la había oído, pero ya el título me daba la idea, además si le decía en ese momento que no se iba a poner a cantarla, y su voz no es particularmente la de la fusa, más bien en ese estado etílico era algo entre cecilia y un tarro.

Sí, qué miedo–. Bueno po, eso me pasó ¡A mí, a mí! ¡¿Puedes creerlo?! ¡A mí, a la reina del ascensor la hicieron subir por la escalera! Yo que lo sabía todo no me daba cuenta de lo obvio. ¡Todos son iguales, todos! ¡Menos yo, salud!

Chuuuuuchaaa, pensé, la cagaron a esta wna. No se lo diré, claro. Más bien le diré:
–¿Juntémonos otra vez linda? –no responderé sus mensajes, eso no estuvo bien tampoco, así que–: Quiero decir que te diste cuenta de una infidelidad que te afectó así de pronto.

–Así, así, un día, así, como jugando, como decía la canción... Yo lo quería, pero eso sí, weona no soy y confiada menos,

la investigaré un día más y zaz, las pruebas hablaran solas –se terminó el whisky y se sirvió otro poco del elixir pero ahora puro–. ¡Já!, Puta... si supieras. Pero esa te la cuento la próxima, te lo juuuurooo... ¡Salud!

Hicimos un brindis. Y me dijo ahí el nombre del infiel. No lo puedo decir, claro. Brindamos a su salud. Luego de eso me dio un beso. Es todo me dijo. Y ahí estaba todo, como luego comprobé. No las pruebas de la infidelidad, por si acaso. Estaban todas las "herramientas" del saber que se obtiene en las sombras. Y fue así como me volví un pulpo, el dueño de un “servicio” personal de inteligencia, aunque una paranoica. Bastante en realidad.
Por eso escribo esto así. Con oraciones cortas. Con vueltas. Con cuidado. Me protejo. Nunca se sabe. Soy paranoica. Es el precio. También por eso este es un mal cuento, un cuento copiado de otro mal cuento quizá. Si quieren uno bueno busquen en este blog:
http://veodebajoelagua.blogspot.com/
Es de un imbécil que tiene talento. O eso creo. No lo he investigado del todo.
Y no crean que ella soy yo. Ni que yo mi amiga. Ni que mi amiga es amigo, o que ella es amiga de él. O yo el amigo de él. Mejor no crean nada. Háganse los que no leyeron nada.
Olviden. Olviden. Olviden...
http://es.wikipedia.org/wiki/Paranoia