No se mide, ni se iguala, no hay un medio, ni era, ni ley
impuesta que pueda poner embargo a la felicidad de escapar lejos.
Lejos de los dominantes, lejos del control y la propiedad,
el planeta ahora es marino y estrellado.
Lejos de los malos entendidos, la incomunicación, no ceso de mirar
y escuchar la vertiginosa expresión de no poseer privilegios en la creación.
No existen modos, ni ejemplos, ni escala planetaria, ni ideas
absurdas de televisor.
Las cuatro esquinas apuntan lejos y se disuelven en los
espacios que jamás serán conquistados de
veneno y terror.
Dentro de ésta cumbre elevada se puede ver la gravedad
humana tan pequeña, tan imposible es la competencia, el escándalo y la
injusticia.
Se desploma la miseria, la paradoja y las deudas heladas nadan como números que disfrutan de una travesía que va hacia ninguna parte.
La fusa