" Mas bonito, sí, más hermoso si es posible,
más no con la ternura
que complace en el fondo,
ni con sentimiento generoso,
no sumido en
ensoñaciones solitarias,
no, más bien con todo
el ánimo de quien contempla
la brillante vida en
contraste con el movimiento.
Arriba, más arriba
del alma, alegre,
más alegre que otros
años y otras fechas alegres
de afortunado
ambiente familiar, de camino soleado,
ablandado y desleído,
ablandado y desleído,
baila en el espejismo de tonos ocres y grises,
de rosado, y a veces
dorado como Templo antiguo.
Los colores de
crepúsculo
apenas dan espacio a
la larga noche.
Las hojas se
desprenden de las ramas,
para la recuperación
del recuerdo infinito,
vivas tan sólo hasta
que se señoreen los verdes,
hasta que los verdes
se sumen a los demás verdes
y terminen por
imponerse en la frondosidad compacta
que se infla y matiza
al caer la tarde.
De abajo a arriba, de
la raíz a la copa.
La lenta quietud y la
lenta oscuridad,
los calla de imprevisto.
El pájaro no hará
silencio definitivo,
aunque elija callarse
con ellos,
o se esconda en aquel agujero.
Oye lo que le habla en
el interior a gritos
de un tren que ya no
marcha,
que se halla detenido,
en una apacible
estación de un pueblo,
donde un cazador
lamenta su antagonismo perdido. "
La fusa