Cuando se prepara
un Chupe de lapas se piensa en muchas cosas. En el lugar donde vivieron las lapas, donde se hornearon las marraquetas que
se remojan en leche, en el buzo rana que encontró cada lapa, en el panadero que
se amanece, en la persona que le enseñó la receta a mi mami...etc. También se conversa
mucho y se ríe mientras todo pasa, todo transcurre como sí siempre hubiésemos estado
ahí en la cocina amasando, picando y revolviendo tiempos pasados. Éste día pasará
y es posible que volvamos a estar en el muelle de la vida nuevamente pescando y
cocinando cosas ricas en Pichidangui, celebrando cumpleaños un poco divididos a
ratos, pero todos dentro de la misma empanada. Hoy cocinando pensé todo el rato
en el regalo para mi sobrino Carlitos. Pocas veces le he regalado cosas y se me
ha ocurrido que lo más bonito que puedo ofrecerle es éste presente en palabras lleno
de aroma sabor y color. Es un bonito presente para él y nuestra familia. Finalmente
todo queda archivado en algún lugar de nuestros recuerdos y es el futuro quién nos
devuelve toda la sabrosura de éste hermoso día.
La fusa.