domingo, 17 de marzo de 2013

whaaaaammmm..!!!!



Rrrrrrrrrrrooooong...!!!

Silencio caliente en las ruedas a toda velocidad, 
envuelto en ruido largo chisporroteante, 
oscuro túnel infinito, negro, negro. 

Los silvidos y tracatracas suben y bajan 
después, el camión acelera para descollar 
la curva, la verma, los plásticos, las lonas, 
las latas, los palos. 
Revienta la estabilidad de los carros. 

Los transportes... las cosas... 

Van de allá para acá tantas veces como si no tuvieran fin, 
como si no fueran a quedar enterradas en algún arenal nortino, 
en alguna quebrada de la cordillera de la costa. 

Tantas cosas, tantas piezas, tanta carga, tanto peso, grasa y olor a petróleo. El pasado ruido y su futuro le ponen pesos terribles al silencio, asustan, más que las máquinas, porque ellos se imponen siempre en esta tensa carretera, 
hacen del tiempo una máquina, un ciclo,algo mayor,
un esquema, acaso una estructura de fierros a gran velocidad. 

Y la grasa en los bomberos, en las manos resecas, 
en sus casas tranquilas, tanta bencina, tanta indiferencia, 
y es solo eso, y todo lo demás 
son las sobras de éste mundo,
lleno de manchones negros, germinando tímido, en peligro, 
su tiempo no es más que eso, no es más que dinero, 
un horror oscuro y pequeño, un grasiento tiempo 
que se resvala en desorden indecifrable como taller mecánico...

Así se explica no inexplicable.
Y como propuesta podría decir que estoy esperando que se de vuelta un camión con bicicletas.