Rrrrrrrrrrrooooong...!!!
Silencio caliente en las ruedas a toda velocidad,
envuelto en ruido largo chisporroteante,
oscuro túnel infinito, negro, negro.
Los silvidos y
tracatracas suben y bajan
después, el camión acelera para descollar
la
curva, la verma, los plásticos, las lonas,
las latas, los palos.
Revienta la
estabilidad de los carros.
Los transportes... las cosas...
Van de allá para acá tantas veces como si no tuvieran fin,
como si no fueran a quedar
enterradas en algún arenal nortino,
en alguna quebrada de la cordillera de la
costa.
Tantas cosas, tantas piezas, tanta carga, tanto peso, grasa y olor a
petróleo. El pasado ruido y su futuro le ponen pesos terribles al silencio, asustan,
más que las máquinas, porque ellos se imponen siempre en esta tensa carretera,
hacen
del tiempo una máquina, un ciclo,algo mayor,
un esquema, acaso una
estructura de fierros a gran velocidad.
Y la grasa en los bomberos, en las manos resecas,
en sus casas tranquilas, tanta bencina, tanta indiferencia,
y es solo eso, y todo lo demás
son las sobras de éste mundo,
lleno de manchones negros, germinando tímido, en peligro,
su tiempo no es más que eso, no es más que dinero,
un horror
oscuro y pequeño, un grasiento tiempo
que se resvala en desorden indecifrable como taller mecánico...
Así se explica no inexplicable.