sábado, 9 de agosto de 2008

PALABRAS ROTAS




El poeta crea un poema visual y el espacio que le rodea. Es simple, no ostenta lujos ni objetos de valor, es más. Las paredes son blancas y las paredes blancas nunca dicen nada. El departamento es de un ambiente, no permite ser habitado por más de una persona, todo en ese lugar provoca mirar hacia adentro, hacia la conciencia…
… desde el ventanal puede ver la panorámica gris. Se eleva, en ángulos de grueso y pesado hormigón tapizada de cristales, proyectando mil veces su autorretrato opaco, viaja en todas direcciones, eco reflectante colandoce dentro de su bungalow y su mente. Las torres se amontonan. Desde el piso, por muros y rincones hasta rascar el cielo, se elevan sus libros, en la danza de las milhojas. Histórica celulosa que forma un psico-filo-antropo-socio-pictomusicfotopoético y encumbrado andes, que él relee ahora mentalmente, pues, todo lo que llena el lugar traspaso sus ojos y vive en sus pensamientos. Las largas caminatas nocturnas sobre esas cumbres, le han dejado una ciudad angulosa y estructurada de pensamiento, conocimiento, ideas y recuerdos grises.
¿Él vive en el o el vive en él?
La elección del lugar no se debe a que los espacios reducidos sean vanguardia, sino, porque le es fácil de asear y de pagar, “gana, como profe” y se acaba el dinero antes de que el mes termine. Paga el arriendo, la pensión alimenticia que olvida jamás y uno que otro libro.
Su pasión es la música, tiene un tocacassette que es lo único que heredó de sus viejos que alguna vez compraron para animar el canapé con cuba libre que ofrecieron a sus invitados en el día de su matrimonio, solo que no fue posible encenderlo por que los alcanzó el toque de queda. Es una radio destartalada, hoy vinage, muchas veces se cayó y se caerá por el peso acumulado en, la repisa es el único ordenador o mueble que posee para organizar sus cosas, un tablón fijado a una muralla de vulcanita y los tarugos se han soltado por la humedad que fue moliendo los agujeros que fijan el tablón al muro, el ya lo ha notado pero si decidiera cambiarla de lugar dejaría a la vista dos descomunales hoyos que no sabría como disimular.



Pausa…

...viene el recuerdo...

Escapando con su hermana al patio del vecino gay, para robar trozos de tiza que se desprenden de una plancha de vulcanita tirada bajo unos pitos poros…

…acaricia suavemente la cicatriz que marcó su huida, la lleva detrás de la rodilla derecha...




, el doverman le alcanza el zapato, tira la pierna que se le hunde en una púa oxidada del alambrado que cubre el agujero…

…él es el alumno y ella la profesora que le enseña a escribir “palabras prohibidas” en la mesa de ping pong, mientras le chorrea el líquido tibio que le empapa el calcetín…

Sobre la repisa se apilan cintas originales y piratas de música docta, tradicional latinoamericana y étnica, jazz y rock, de ese rock pesao que no le gusta a las minas, ni a su hermana.




Al despertar escuchó “Cuarteto para el fin de los tiempos” de Oliver Messiaen, y se quedó pegao en la danza del furor, para las siete trompetas, así decidió dejar lo hogareño para el día siguiente, más tarde bajaría por un gyros al waya’s.



Toma el cuaderno de notas, enciende el pito y comienza a delinear las imágenes que le vienen mientras suenan las "confusiones del arco iris, para el ángel que anuncia el fin de los tiempos",


los trazos esta vez deciden insinuar una figura humana, una cabeza abierta en la que caen palabras rotas, caen como trozos de tiza molida, que la mano de su hermana aprieta contra la mesa de ping pong y que luego el recoge colocandola sobre sobre su herida…




Las palabras se depositan y acumulan dentro del cráneo, en el errrrrrer constante que produce el roce giratorio de una estructura circular y que es la causa y efecto del impulso creador.



Abruptamente el desprendimiento y la acumulación se detienen…
fffhhhhhhhhh.........
se enrredó la cinta, otra vez…

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